Idea y conceptos
Señalamos fechas, marcamos días, intentamos tacharlos del calendario y también del recuerdo. La ritualización de ese eliminar lo que no nos interesa corre a cargo de una mujer porque somos nosotras las más acostumbradas a ceñirnos a los días y las horas, a las esperas infinitas que regulan nuestra existencia: la pubertad, la regla, el embarazo, la violación, el primer encuentro sexual desafortunado, el aborto, la menopausia… Olvidar es un trabajo habitual de mujeres. Somos las primeras que debemos incorporar las fechas señaladas a la normalidad, amoldarnos a los olvidos, a recordar al tiempo los días en que las cosas no debieron suceder y terminaron llegando.
"7 Mujeres mueren cada dia asesinadas por sus parejas o exparejas en la Unión Europea" (declaraciones a prensa del secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno). La suciedad antes era cosa nuestra –en algunas tradiciones religiosas lo sigue siendo- la impureza va asociada a nuestro cuerpo y ése no hay forma de borrarlo. Los espacios físicos son más fáciles de limpiar que los cuerpos físicos, por mucho que queden las huellas de la mancha, no son acompañantes diarios, se quedan ahí, como testimonio de una suciedad que existió y no ha acabado de dejarnos. Las manchas interiores son más duraderas, porque el jabón debemos aplicarlo cuando el borrón aparezca de nuevo, y aparece.A veces logramos eliminar un resto de mancha, pero la fecha queda fijada en el cuerpo. Nunca un proceso de limpieza nos ha requerido tanto esfuerzo, tanto tiempo que, aunque hayamos logrado borrar cualquier vestigio, la mancha se habrá quedado de forma indeleble en el pavimento de nuestro cuerpo, en el enlosado de nuestra memoria. Es lo que sucede con las mujeres muertas que debieron no-ser, que perdieron las vidas, por una lucha que ha quedado innominada, fregada por la historia mayúsculas de las instituciones, y que permanece en el rincón que solo los suyos dedican al no-olvido.
Alicia Gonzalez, Periodista.